miércoles, 16 de junio de 2010

¿Cinco "partículas de Dios" en vez de una?

Después de todo, el bosón de Higgs, "la partícula de Dios", la que encierra el misterio de la masa del Universo, esa que los físicos buscan desde hace años y que se espera sea finalmente revelada por el gran acelerador de partículas LHC, podría no ser tan "única" como se pensaba. De hecho, la única explicación lógica para el último experimento realizado en el Tevatrón, el acelerador de partículas norteamericano del Fermilab, en Chicago, es que existan cinco, y no uno, tipos de bosón de Higgs diferentes.



En el experimento, realizado por el grupo DZero en el Tevatrón, se hicieron chocar protones y antiprotones. Y los resultados mostraron que de las colisiones había surgido mucha más cantidad de materia que de antimateria. Lo cual, por otra parte, parece algo lógico, y además consistente con lo sucedido durante el Big Bang, hace 13.700 millones de años, cuando nuestro Universo empezó a existir.

Sin embargo, la "ventaja" de la materia sobre la antimateria detectada por el grupo DZero durante su experimento es muy superior a la que se supone que se dio durante el Big Bang. Lo cual obliga a plantearse si existe algún tipo de "nueva física" aún por descubrir.

Si durante el Big Bang, cuando todo nuestro mundo no era más que una sopa de partículas enloquecidas chocando entre sí a causa de las altísimas temperaturas, se hubiera mantenido el equilibrio y de esas colisiones hubiera surgido la misma cantidad de materia que de antimateria, nuestro Universo, sencillamente, no existiría, ya que materia y antimateria, al juntarse, se anulan mutuamente. Por fortuna, nuestra propia existencia demuestra que durante el Big Bang se produjo un desequilibrio en favor de la materia. Por desgracia, la Física que intenta averiguar las razones de este "favoritismo", no tiene sentido.

Los físicos, entonces, empezaron a preguntarse si el Modelo Estándar, ese que clasifica y asigna un lugar y función concretos a cada una de las partículas que existen, no ocultará alguna clase de "sorpresa" aún no descubierta. Ahora bien, si eso es así. ¿Cómo debería ser esa "nueva física"? Los investigadores del Tevatrón, con su experimento, creen haber encontrado una solución. Una que apunta a la inquietante posibilidad de que existan hasta cinco tipos diferentes de bosón de Higgs: todos ellos con la misma masa, tres sin carga eléctrica alguna, otro con carga positiva y un último tipo, con carga negativa.

Los propios investigadores explican su idea: "en los modelos con más de un tipo de bosón de Higgs resulta fácil explicar los efectos observados en nuestro experimento. Lo que resulta complicado es que se produzcan esos efectos sin que resulte afectado nada más que lo que se está midiendo". O lo que es lo mismo, lo difícil es explicar la asimetría materia-antimateria sin que el resto del Modelo Estándar se derrumbe.

La investigación puede dar pistas y sugerir nuevos métodos que permitan "cazar" de una vez al Higgs y completar el Modelo Estándar. Aunque haya que hacer sitio para cinco nuevos socios en vez de para uno solo.

Fuente: www.abc.es/blogs/nieves

Encuentran la estrella ideal para un planeta que comience a albergar vida


Un equipo internacional liderado por investigadores del Instituto de Estudios Espaciales de Catalunya (CSIC) señala que las propiedades de la estrella k1 Ceti, con la misma edad que tenía el Sol cuando surgió la vida en la Tierra, podría ser la ‘perfecta anfitriona’ para un planeta que comenzara a albergar algún ser vivo. El estudio, que se publica esta semana en The Astrophysical Journal, podría ayudar a conocer cuál era la composición química de la atmósfera terrestre en sus primeras etapas.

Un equipo dirigido por Ignasi Ribas, astrofísico del Instituto de Estudios Espaciales de Catalunya (CSIC), ha analizado las propiedades de k1 Ceti (del griego, kappa1), una estrella de la constelación de La Ballena (Cetus), análoga al Sol en su juventud, y que podría ser la “perfecta anfitriona” para un planeta que comenzara a albergar vida.
El estudio de esta hermana pequeña del Sol, publicado en Astrophysical Journal, resulta fundamental para predecir con precisión cómo era la atmósfera de la Tierra temprana. La edad de la estrella estudiada es de 600 millones de años, la misma que tenía el Sol cuando se calcula que comenzó a surgir la vida en la Tierra hace 3900 millones de años.
“Es como disponer de una máquina del tiempo para viajar al momento en que los primeros organismos empezaban a poblar nuestro planeta. Para lograr esto, sería necesario encontrar planetas de tipo terrestre a su alrededor y estudiar su composición, pero estos no se han descubierto todavía”, explica Ribas.
La estrella k1 Ceti se puede observar desde la Tierra a simple vista, a unos 30 años luz. Se trata de una estrella casi idéntica al Sol pero que gira mucho más rápido sobre sí misma: nueve días frente a los 26 que tarda el Sol en dar una vuelta completa, lo que se interpreta como un signo de su juventud.
Los investigadores han hallado que k1 Ceti tiene una luminosidad de sólo un 70% de la que tiene en la actualidad el Sol, como la que tuvo el astro que ilumina la Tierra cuando era joven. Además, han descubierto que la juventud de la estrella lleva asociada una elevada actividad magnética, lo que hace que las radiaciones de alta energía (rayos X y ultravioleta) sean mucho más intensas.
Conocer mejor la atmósfera primitiva
“La estrella k1 Ceti emite hasta 10 veces más radiación ultravioleta que el Sol en la actualidad, lo que tiene una trascendencia para las atmósferas planetarias en forma de procesos fotoquímicos”, señala Ribas. Al tener una mayor emisión en el rango ultravioleta, el ritmo de fotodisociaciones de los compuestos químicos en la atmósfera de un posible planeta sería mayor. Estos procesos son necesarios para la generación de vida por medio de la creación de moléculas prebióticas.
El experto subraya: “El estudio de k1 Ceti resulta indispensable para saber cuál pudo ser la composición química de la atmósfera de la Tierra temprana. Aún no conocemos con precisión cual ha sido la evolución de la atmósfera terrestre a lo largo de los últimos 4400 millones de años”.
La estrella k1 Ceti puede proporcionar también pistas para resolver la paradoja del Sol joven tenue. Hace millones de años el Sol, con una luminosidad del 70% de la actual, no podría haber mantenido agua líquida en la superficie de la Tierra. Sin embargo, los estudios geológicos realizados demuestran lo contrario, es decir, que la Tierra nunca se congeló por completo, con excepción de la época de la glaciación que se produjo hace entre 2400 y 2100 millones de años.
Según indica el astrofísico, “con la intensidad solar de hace 3900 millones de años que sugiere el estudio de k1 Ceti y la concentración actual de gases de efecto invernadero, la superficie de la Tierra se encontraría completamente congelada, lo que contradice los estudios geológicos realizados hasta el momento”. Aunque existen diversas teorías que intentan explicar esta paradoja, todavía hoy no se ha podido resolver.

Referencia bibliográfica:
I. Ribas, G. F. Porto de Mello, L. D. Ferreira, E. Hebrard, F. Selsis, S. Catalán, A. Garcés, J. D. do Nascimento Jr. y J. R. de Medeiros. “Evolution of the solar activity over time and effects on planetary atmospheres. II. kappa1 Ceti, an analog of the Sun when life arose on Earth”. The Astrophysical Journal, junio de 2010.
Fecha Original: 16 de junio de 2010
Enlace Original

Moléculas precursoras de la vida en el espacio


El astrónomo Rafael Bachiller nos desvela e interpreta las imágenes más espectaculares del Cosmos. Temas de palpitante investigación, aventuras astronómicas y novedades científicas sobre el Universo.

Este espectro tomado por el telescopio espacial de infrarrojos HERSCHEL ilustra la variedad molecular existente en una nube interestelar como la de Orión. Agua, monóxido de carbono, metanol, formaldehído, cianuro de hidrógeno, óxidos de azufre y otras moléculas (de las cuales hay muchas aún sin identificar) dejan sus firmas inequívocas en la emisión del infrarrojo lejano que se origina en la nebulosa. El espectro se muestra superpuesto a una imagen (también infrarroja) tomada por el telescopio espacial Spitzer.
El espectrómetro HIFI. | ESA y consorcio HIFIEl espectrómetro HIFI. | ESA y consorcio HIFI

Espectrómetro espacial

El espectro es uno de los primeros que obtuvo el instrumento HIFI (Heterodyne Instrument for the Far Infrared) a bordo del telescopio espacial HERSCHEL de la ESA.
Se trata de un espectrómetro de muy alta resolución que cubre las longitudes de onda entre 150 y 600 micras, y que ha sido construido por un consorcio internacional en el que participaron instituciones españolas (OAN-IGN y CAB-INTA, CSIC).
El telescopio espacial Herschel. | ESAEl telescopio espacial Herschel. | ESA
El telescopio HERSCHEL fue lanzado con éxito el 19 de Mayo de 2009, pero al poco tiempo de su lanzamiento (en Agosto de 2009), HIFI tuvo un problema imprevisto y debió ser puesto fuera de servicio hasta que la ESA encontró una solución desde sus centros de control. A principios de 2010, el instrumento volvió a funcionar con normalidad, y tras un periodo de pruebas, se encuentra ahora realizando observaciones astronómicas a pleno rendimiento.

Moléculas interestelares

El espacio que media entre las estrellas no está vacío. En su seno se encuentran grandes masas de gas y polvo, denominadas 'nubes interestelares'. Los pequeños granos de polvo (material sólido) pueden apantallar muy eficientemente el campo de radiación ambiente y, gracias a ello, en el gas pueden ir formándose moléculas de cierta complejidad. La disciplina que estudia estos procesos se denomina Astroquímica y constituye una de las áreas más dinámicas de investigación de la Astronomía contemporánea.
Ampliación de algunos detalles en el espectro HIFI de Orión.Ampliación de algunos detalles en el espectro HIFI de Orión.
Naturalmente la molécula interestelar más abundante es la del Hidrógeno (H2), a la que sigue (con una abundancia diez mil veces menor) el monóxido de carbono (CO). Aunque el medio interestelar se encuentra muy diluido, las largas escalas de tiempo cósmico hacen que muchas reacciones químicas puedan tener lugar, dando lugar a un gas de gran riqueza molecular.
La química interestelar se suele desencadenar con las muy eficientes reacciones de los iones (formados por el efecto de los rayos cósmicos) con moléculas o átomos neutros. Aunque mucho más lentas, también hay reacciones neutro-neutro que pueden llegar a ser muy importantes. Finalmente, los procesos químicos que tienen lugar sobre la superficie de los granos de polvo también contribuyen muy significativamente a la evolución química del medio.

Radiotelescopios: detectores de moléculas

Radiotelescopio de Kilt Peak. | ARO, NRAO.Radiotelescopio de Kilt Peak. | ARO, NRAO.
Se conocen hoy más de 120 especies moleculares diferentes en el espacio interestelar. Estas moléculas emiten radiación cuando cambian de estado de energía, y es esa radiación la que constituye los espectros de emisión que se detectan, sobre todo, en los dominios de ondas infrarrojas y de radio. La mayor parte de las moléculas se han detectado gracias a los radiotelescopios, sobre todo en ondas milimétricas (esto es, en ondas que son mil veces más cortas que las empleadas por las emisoras de radio FM).
Un pequeño radiotelescopio de 11 metros de diámetro (después aumentado a 12 m) en el Observatorio de Kitt Peak (Arizona, EEUU) fue el instrumento clave en el desarrollo de la astrofísica molecular. Con el se realizó el descubrimiento de docenas de moléculas interestelares en las décadas de los 1970 y 1980.
A mediados de los 1980, tomó el relevo el gran radiotelescopio de 30-m del IRAM situado a casi 3.000 m de altitud en Pico Veleta (cerca de Granada). La constatación de la riqueza química existente en el espacio interestelar se considera uno de los mayores logros de la Radioastronomía.

Precursores de la vida

Particularmente interesantes son las moléculas orgánicas que se encuentran de manera generalizada en las nubes interestelares densas de nuestra Vía Láctea. Alcoholes, éteres, e incluso algún azúcar simple (como el glicoaldehído) poseen abundancias significativas en tales nubes.
Fórmula de la glicina.Fórmula de la glicina.
La detección de la glicina, un aminoácido simple, en el espacio interestelar se viene intentando desde hace varios años. Pero aunque se tienen indicios muy positivos sobre su presencia en el espacio, su detección todavía ha de ser confirmada de manera inequívoca. La posibilidad de que existan aminoácidos en el espacio puede tener consecuencias de gran importancia para nuestra comprensión del origen de la vida. Aminoácidos simples, como la glicina, son los ladrillos con los se construyen las cadenas de proteínas y éstas, a su vez, son los constituyentes del ADN.
Hasta ahora se viene considerando que las condiciones necesarias para el desarrollo de la vida son extremadamente exigentes y que en la Tierra se da una larga y complicada serie de circunstancias que ha permitido el desarrollo de la vida. Sin embargo, si se confirmase la detección de aminoácidos interestelares, tendríamos que concluir que los procesos físicos más fundamentales para originar vida son extremadamente comunes, lo que sugeriría que podría crearse vida de manera generalizada en el Universo.
El estudio de la riqueza molecular interestelar y de los procesos químicos que regulan las abundancias de las moléculas puede ayudar a comprender el origen de la vida, y tiene por tanto una importancia crucial en Astrobiología.
El medio interestelar es un laboratorio único para el estudio de fenómenos químicos y prebióticos que suceden en condiciones físicas tan extremas (densidades y temperaturas muy bajas sometidas a intensos baños de radiación) que son difícilmente reproducibles en los laboratorios terrestres. Y el telescopio espacial HERSCHEL equipado con su espectrómetro HIFI es un instrumento sobresaliente para realizar diagnósticos físico-químicos en tal laboratorio.

También interesante

  • Las primeras moléculas detectadas en el espacio interestelar fueron los radicales metino (CH) y cianuro (CN), ambos altamente reactivos. La primera detección se realizó hacia 1940 mediante espectroscopía óptica. La identificación de la primera molécula en ondas de radio (el radical OH) se obtuvo en 1963.
  • Algunas moléculas interestelares (como el agua) emiten una intensa radiación coherente conocida como máser, equivalente en microondas a la radiación láser.
  • El telescopio espacial de infrarrojos de la ESA fue denominado HERSCHEL en honor de William Herschel (1738-1822), uno de los mayores astrónomos de la historia y descubridor de la radiación infrarroja procedente del Sol.
Fuente: elmundo.es


Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional ( Instituto Geográfico Nacional).

miércoles, 9 de junio de 2010

Un quinteto de cuatro galaxias


El astrónomo Rafael Bachiller nos desvela e interpreta las imágenes más espectaculares del Cosmos. Temas de palpitante investigación, aventuras astronómicas y novedades científicas sobre el Universo.

Una coincidencia hace que estas cinco galaxias de la constelación de Pegaso aparezcan como un quinteto. En realidad, la galaxia azulada situada en la parte superior izquierda de la imagen está a una distancia de tan sólo 40 millones de años de luz, mientras que las otras cuatro se encuentran próximas entre sí, a una distancia de unos 300 millones de años luz. Este cuarteto sí que constituye un agrupamiento físico real en el que las interacciones mutuas causan deformaciones y desgarramientos en cada una de las galaxias individuales.

Visible e infrarrojo desde el espacio

Esta imagen fue obtenida poco después de que los astronautas a bordo del transbordador espacial Atlantis actualizasen y mejorasen los detectores del telescopio espacial Hubble (la reparación tuvo lugar en el mes de mayo de 2009). La imagen es la composición de varias imágenes individuales tomadas con filtros visibles e infrarrojos.

Una galaxia próxima y enana

En la galaxia azulada (denominada NGC7320), por ser la más próxima a la Tierra, es posible distinguir innumerables estrellas individuales, muchas son estrellas muy jóvenes formadas en el disco de la galaxia, son estas estrellas las que proporcionan el color azulado predominante. Aunque el tamaño aparente de esta galaxia es parecido a los de las otras dos grandes del 'quinteto', la realidad es que NGC7320 es una galaxia enana con un diámetro lineal unas 8 veces menor que el de la otra gran galaxia observada a la derecha de la imagen.

Un cuarteto en interacción

Ondas de choque en el Quinteto | Spitzer telescope (NASA) & 
Calar Alto Obs. (MPG)Ondas de choque en el Quinteto | Spitzer telescope (NASA) & Calar Alto Obs. (MPG)
Las otras cuatro galaxias son mucho más rojizas, posiblemente debido a que sus estrellas son más evolucionadas en término medio que las de NGC7320. Esas cuatro galaxias están demasiado lejanas y no es posible distinguir estrellas individuales, los 'puntos' brillantes representan aquí grandes cúmulos estelares.
La galaxia en la parte superior derecha de la imagen (NGC7319) tiene unos brazos espirales bien desarrollados y una prominente barra central. Las dos galaxias del centro de la imagen (NGC7318A y NGC7318B) tienen sus núcleos muy próximos y sus estructuras espirales se encuentran confundidas. La interacción entre estas galaxias crea grandes filamentos de gas y polvo en los que se forman estrellas nuevas y origina violentas ondas de choque que se propagan por el medio intergaláctico.
Especialmente interesante es el filamento a la derecha de este par, que aparentemente no está incluido en ninguna de las galaxias, en el que se observan puntos brillantes azulados, se trata de grandes cúmulos de estrellas muy jóvenes.
Finalmente, la galaxia en la parte inferior izquierda de la imagen (NGC7317) es una galaxia elíptica que todavía no ha sido fuertemente afectada por los fenómenos de interacción.

Grupos de Hickson

El grupo compacto de Hickson HCG87 | NASA, ESA, HST, Hunsberger et
 al.El grupo compacto de Hickson HCG87 | NASA, ESA, HST, Hunsberger et al.
Este quinteto es el prototipo y el más estudiado del centenar de grupos compactos de galaxias catalogados por el astrónomo Paul Hickson en 1982, los cuales son conocidos como 'grupos compactos de Hickson'. Por ello, otra designación del Quinteto de Stephan es 'HCG92' (el objeto número 92 del catálogo de Hickson).
Los grupos compactos de Hickson son subconjuntos dentro de mayores asociaciones o cúmulos de galaxias. La evolución de un grupo compacto está determinada por las interacciones gravitacionales entre las galaxias. Tales interacciones son la causa de los grandes filamentos y otras distorsiones morfológicas que se observan en la mayor parte de los grupos. La atracción gravitacional entre galaxias también desencadena la formación de brotes de formación estelar y núcleos activos en algunos miembros de los grupos.
El grupo compacto de Hickson HCG31 | NASA, ESA, HSTEl grupo compacto de Hickson HCG31 | NASA, ESA, HST
Se piensa que el destino final de muchos de estos grupos es el mezclado paulatino entre sus diferentes galaxias individuales, lo que puede dar lugar a una única macro galaxia muy distorsionada y con múltiples núcleos.

También interesante

  • El quinteto de Stephan se llama así en honor del astrónomo francés Édouard Stephan (1837-1923) que fue quien lo descubrió en 1877 desde el Observatorio de Marsella.
  • Debido a la expansión del Universo, las galaxias más lejanas se alejan de nosotros a velocidades progresivamente más altas. NGC7320, la galaxia azulada y más próxima se aleja de nosotros a una velocidad de unos 800 km/s, mientras que el grupo de las cuatro restantes se alejan a una velocidad 8 veces más alta, esto es, unos 6400 km/s.
  • El estudio y modelización de las interacciones gravitacionales de los grupos de Hickson demuestra que, junto con la materia ordinaria observada, tales grupos deben contener grandes cantidades de materia oscura (de naturaleza desconocida). Esta materia oscura es lo que determina la evolución dinámica de los grupos.
Fuente: elmundo.es

lunes, 7 de junio de 2010

La Tierra y la Luna se formaron después de lo que se pensaba

Foto: NASA

MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) -
La Tierra y la Luna fueron creadas como resultado de una colisión gigante entre dos planetas del tamaño de Marte y Venus. Hasta ahora se pensaba que sucedió cuando el Sistema Solar tenía unos 30 millones de años o aproximadamente hace 4.537 millones de años. Pero la nueva investigación del Instituto Niels Bohr muestra que la Tierra y la Luna deben haberse formado mucho más tarde, quizás hasta 150 millones de años después de la formación del sistema solar. Los resultados de la investigación han sido publicados en la revista científica Earth and Planetary Science Letters.
“Hemos determinado las edades de la Tierra y la Luna usando isótopos de tungsteno, que puede revelar si los núcleos de hierro y sus superficies de piedra fueron mezclados durante la colisión”, explica Tais W. Dahl, que realizó la investigación como proyecto de su tesis en Geofísica en el Instituto Niels Bohr en la Universidad de Copenhague en colaboración con el profesor David J. Stevenson, del Instituto de Tecnología de California (Caltech).
Los planetas del sistema solar fueron creados por las colisiones entre planetas enanos pequeños en órbita alrededor del Sol recién nacido. En las colisiones, los planetas pequeños se funden y forman planetas más grandes y más grandes. La Tierra y la Luna son el resultado de una colisión entre dos gigantescos planetas del tamaño de Marte y Venus. Los dos planetas chocaron en un momento en que ambos tenían un núcleo de metal (hierro) y un manto de silicatos que los rodea (roca).
¿Pero cuándo y cómo sucedió? La colisión tuvo lugar en menos de 24 horas y la temperatura de la Tierra fue tan alta (7000º C), que tanto roca como metal se fundieron en la turbultena colisión. ¿Pero se mezclaron también entre sí las masas de piedra y hierro?
La edad de la Tierra y la Luna se puede fechar mediante el examen de la presencia de ciertos elementos en el manto terrestre. Hafnio-182 es una sustancia radiactiva, que se descompone y se convierte en el isótopo de tungsteno-182. Los dos elementos tienen propiedades químicas muy diferentes y, aunque los isótopos de tungsteno prefieren adherirse a los metales, los de hafnio prefiere los silicatos, es decir, la roca.
Se tarda entre 50 y 60 millones de años para que todo el hafnio se degrade y se convierta en tungsteno. Durante la colisión que formó la Luna casi todo el metal se hundió en el núcleo de la Tierra. ¿Pero fue todo el tungsteno a parar al núcleo?
“Hemos estudiado a qué temperatura metal y roca se funden en el curso de colisiones de formación planetaria. Usando modelos de cálculo dinámico de la turbulenta mezcla de roca líquida y masas de hierro se ha encontrado que los isótopos de tungsteno de la formación temprana de la Tierra permanecen en el manto rocoso” , explica Tais W. Dahl, Niels Bohr Institute de la Universidad de Copenhague.
Los nuevos estudios implican que la colisión de formación de la Luna se produjo después de que todo el hafnio se había deteriorado por completo en tungsteno.
“Nuestros resultados muestran que el núcleo de metal y roca no es capaces de emulsionar en estas colisiones entre planetas que son mayores de 10 kilómetros de diámetro, por lo que la mayoría del núcleo de hierro de la Tierra (80-99%) no fue removido de tungsteno a partir del material rocoso en el manto durante la formación, explica Tais W. Dahl.
El resultado de la investigación significa que la Tierra y la Luna deben haberse formado mucho más tarde de lo que se pensaba anteriormente.

miércoles, 2 de junio de 2010

El telescopio 'Hubble' capta estrellas en movimiento


El telescopio espacial 'Hubble' ha logrado captar el movimiento de grupos de estrellas dentro de la denominada Nebulosa NGC 3603, un gigantesco criadero de jóvenes estrellas masivas de la Vía Láctea, situado a 20.000 años luz del Sol.
Este racimo estelar, superior a 10.000 soles de masa y con un diámetro de tres años luz, fue el elegido por un equipo de astrónomos del instituto Máximo-Planck y de la Universidad de Colonia, dirigidos por Wolfgang Brandner, para revelar si sus estrellas estaban a la deriva.
Su situación dificultaba la toma de medidas, lo que obligó al equipo a comparar sus posiciones en imágenes estables tomadas a lo largo de muchos años por el telescopio espacial Hubble. En este proceso descubrieron un archivo de fotos del racimo NGC 3603 desde julio de 1997, captadas por la cámara WFPC2 que lleva a bordo. Las últimas observaciones las iniciaron ellos mismos en septiembre de 2007.

Dos años de análisis

Los investigadores lograron medir las velocidades exactas de más de 800 estrellas, sus temperaturas superficiales, y pudieron comprobar que tenían diferentes masas, según informa el Observatorio Austral Europeo (ESO).
"Es la primera vez que se han podido medir movimientos estelares exactos en racimo compacto de estrellas jóvenes"
Los astrónomos concluyen que las velocidades de las estrellas son independientes de su masa y que aún reflejan las condiciones existentes en el momento de la formación del racimo, hace cerca de un millón de años. Explican que las estrellas nacen cuando se colapsa una nube gigantesca de gas y de polvo.
En casos tales como la región NGC 3603, donde la nube es excepcionalmente masiva y compacta, este proceso es muy rápido e intenso y se suele conservar la atracción gravitacional de sus orígenes. A largo plazo estos racimos de estrella compactos pueden desarrollar enormes bolas de estrellas conocidas como racimos globulares, que siguen unidos debido a la gravedad hata 1.000 millones de años.
Wolfgang Brandner destaca que es la primera vez que se han podido medir movimientos estelares exactos en racimo compacto de estrellas jóvenes. Andrea Stolte, de su mismo equipo, añade que esta investigación será fundamental para los astrónomos que intentan entender cómo se forman y evolucionan estos racimos de estrellas.

Fuente: elmundo.es

Captada una señal de ondas gravitacionales nunca vista

  Los detectores LIGO y Virgo captan dos choques de agujeros negros contra estrellas de neutrones, los astros más densos del universo. Dos d...