Sudáfrica y Australia compiten por un ambicioso proyecto de radioastronomía
El universo plantea todavía tantos interrogantes que la astronomía siempre necesita avanzar en su instrumentación para observarlo e intentar desentrañar los múltiples misterios que alberga. Ahora se está gestando lo que será el mayor radiotelescopio de la historia por número de antenas y ubicado en el hemisferio sur, que mirará hacia atrás en el tiempo a cuando se formaron las primeras estrellas. Para este miércoles está prevista la decisión sobre dónde se ubicará este ambicioso proyecto, entre las dos candidaturas ya seleccionadas, encabezadas por Sudáfrica y Australia respectivamente. Condición necesaria es disponer de amplios espacios sin ruido radioeléctrico como el de las comunicaciones móviles.
Llamado el Square Kilometre Array (SKA, que corresponde a Conjunto del Kilómetro Cuadrado), el proyecto, en el que llevan varios años trabajando más de 70 instituciones de 20 países, ya tiene una organización burocrática, formada en diciembre pasado, con sede en la ciudad británica de Manchester y siete países socios: Australia, China, Italia, Holanda, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Reino Unido. De estos, solo China, Italia, Holanda y Reino Unido deciden la sede, ya que los interesados (Australia se presenta con Nueva Zelanda) deben abstenerse. Canadá se incorporará próximamente a la organización. Los países socios, representados por ministerios e instituciones oficiales, planean invertir en el proyecto 69 millones de euros de aquí a 2016, cuando se inicie la construcción.
Un viaje en el tiempo hasta solo 150 millones de años después del Big Bang original permitirá, según los promotores del proyecto, conocer mejor la expansión del universo, la naturaleza de la misteriosa energía oscura y cómo se formaron los primeros agujeros negros y estrellas. El objetivo básico es cartografiar la distribución del hidrógeno, que en aquella época era la única radiación emitida. También se estudiará el magnetismo cósmico y la naturaleza de la fuerza de la gravedad en relación con la teoría de la relatividad general de Einstein.
Cuando se complete su construcción, que durará al menos ocho años, el SKA constará de más de 3.000 antenas de unos 15 metros de diámetro cada una, que se extenderán, imitando la forma de una galaxia espiral, hasta 3.000 kilómetros de distancia a lo largo de cinco brazos espirales desde una zona central. Funcionará en longitudes de onda centimétricas, en lugar de milimétricas y submilimétricas, como el gran radiotelescopio internacional ALMA que se está acabando de montar en Chile y que estará formado por 66 antenas de entre 7 y 12 metros de diámetro. En estos radiotelescopios, todos los receptores funcionan sintonizados, como si fuera una única superficie receptora, por lo que el SKA será como una inimaginable antena gigante de un kilómetro cuadrado de superficie.
EL SKA será 100 veces más sensible que el actual VLA, en EE UU, y funcionará entre los 70 megahercios y los 10 gigahercios en las primeras fases, para alcanzar al final los 30 gigahercios.
Sudáfrica se presenta con otros ocho países (Namibia, Botsuana, Ghana, Kenia, Madagascar, Isla Mauricio y Mozambique y Zambia) y su candidatura ha merecido el apoyo europeo, a través de una declaración escrita firmada por la mayoría de los europarlamentarios. La declaración apoya la colaboración europea con África en radioastronomía en general, sin mencionar expresamente el SKA, pero ha causado irritación en el Gobierno australiano.
Uno de los promotores de esta iniciativa, el europarlamentario español Miguel Ángel Martínez, explica que cada vez tiene menos sentido la cooperación tradicional de las últimas décadas, cuando hay países supuestamente subdesarrollados a los que Europa pide que le compren deuda. “Europa debe encontrar interlocutores en el ámbito político y económico en un mundo globalizado y en África, el continente más próximo, hay que ir explorando oportunidades”, explica Martínez. “El Gobierno de Sudáfrica, que está dispuesto a poner recursos y puede hacerlo, científicos europeos y expertos en cooperación nos plantearon este nuevo escenario y nosotros creemos que la radioastronomía representa un impulso muy interesante para el cambio socioeconómico de África". La declaración, firmada por más de la mitad de los europarlamentarios de todo el arco político, pasa ahora a la Comisión Europea para que la tenga en cuenta en su política de investigación y cooperación.
Llamado el Square Kilometre Array (SKA, que corresponde a Conjunto del Kilómetro Cuadrado), el proyecto, en el que llevan varios años trabajando más de 70 instituciones de 20 países, ya tiene una organización burocrática, formada en diciembre pasado, con sede en la ciudad británica de Manchester y siete países socios: Australia, China, Italia, Holanda, Nueva Zelanda, Sudáfrica y Reino Unido. De estos, solo China, Italia, Holanda y Reino Unido deciden la sede, ya que los interesados (Australia se presenta con Nueva Zelanda) deben abstenerse. Canadá se incorporará próximamente a la organización. Los países socios, representados por ministerios e instituciones oficiales, planean invertir en el proyecto 69 millones de euros de aquí a 2016, cuando se inicie la construcción.
Un viaje en el tiempo hasta solo 150 millones de años después del Big Bang original permitirá, según los promotores del proyecto, conocer mejor la expansión del universo, la naturaleza de la misteriosa energía oscura y cómo se formaron los primeros agujeros negros y estrellas. El objetivo básico es cartografiar la distribución del hidrógeno, que en aquella época era la única radiación emitida. También se estudiará el magnetismo cósmico y la naturaleza de la fuerza de la gravedad en relación con la teoría de la relatividad general de Einstein.
Cuando se complete su construcción, que durará al menos ocho años, el SKA constará de más de 3.000 antenas de unos 15 metros de diámetro cada una, que se extenderán, imitando la forma de una galaxia espiral, hasta 3.000 kilómetros de distancia a lo largo de cinco brazos espirales desde una zona central. Funcionará en longitudes de onda centimétricas, en lugar de milimétricas y submilimétricas, como el gran radiotelescopio internacional ALMA que se está acabando de montar en Chile y que estará formado por 66 antenas de entre 7 y 12 metros de diámetro. En estos radiotelescopios, todos los receptores funcionan sintonizados, como si fuera una única superficie receptora, por lo que el SKA será como una inimaginable antena gigante de un kilómetro cuadrado de superficie.
EL SKA será 100 veces más sensible que el actual VLA, en EE UU, y funcionará entre los 70 megahercios y los 10 gigahercios en las primeras fases, para alcanzar al final los 30 gigahercios.
Sudáfrica se presenta con otros ocho países (Namibia, Botsuana, Ghana, Kenia, Madagascar, Isla Mauricio y Mozambique y Zambia) y su candidatura ha merecido el apoyo europeo, a través de una declaración escrita firmada por la mayoría de los europarlamentarios. La declaración apoya la colaboración europea con África en radioastronomía en general, sin mencionar expresamente el SKA, pero ha causado irritación en el Gobierno australiano.
Uno de los promotores de esta iniciativa, el europarlamentario español Miguel Ángel Martínez, explica que cada vez tiene menos sentido la cooperación tradicional de las últimas décadas, cuando hay países supuestamente subdesarrollados a los que Europa pide que le compren deuda. “Europa debe encontrar interlocutores en el ámbito político y económico en un mundo globalizado y en África, el continente más próximo, hay que ir explorando oportunidades”, explica Martínez. “El Gobierno de Sudáfrica, que está dispuesto a poner recursos y puede hacerlo, científicos europeos y expertos en cooperación nos plantearon este nuevo escenario y nosotros creemos que la radioastronomía representa un impulso muy interesante para el cambio socioeconómico de África". La declaración, firmada por más de la mitad de los europarlamentarios de todo el arco político, pasa ahora a la Comisión Europea para que la tenga en cuenta en su política de investigación y cooperación.
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