sábado, 22 de marzo de 2014

Primer «vistazo» directo al instante del Big Bang



Un telescopio en el Polo Sur detecta por primera vez ondas gravitacionales primordiales, una ventana al origen del Universo y la mayor prueba de su expansión.
J.M.Nieves/J. de Jorge. Hace unos 13.800 millones de años, el Universo que conocemos irrumpió violentamente como consecuencia de una gran explosión, el Big Bang. En menos de lo que dura un abrir y cerrar de ojos, el Cosmos se expandió de manera exponencial, extendiéndose hasta un punto que ni siquiera los mejores telescopios actuales son capaces de ver. Es lo que se conoce como inflación cósmica, cuya evidencia directa acaba de ser anunciada por primera vez. Un amplio equipo de investigadores, liderados por el Centro Harvard-Smithsonian para la Astrofísica, ha dado a conocer, en una rueda de prensa precedida por una gran expectación, la primera detección de las ondas gravitacionales, pequeñas deformaciones en el tejido del espacio-tiempo que se transmiten a la velocidad de la luz y recorren todo el Cosmos. Descritas como los «primeros temblores del Big Bang», su hallazgo es considerado el «santo grial» de la Cosmología.



Estas ondas, predichas por la teoría general de la relatividad de Einstein, han sido descubiertas por el Telescopio BICEP2 (Background Imaging of Cosmic Extragalactic Polarization), instalado en el Polo Sur y que estudia la radiación cósmica de fondo (CMB), el débil resplandor que aún nos llega de la gran explosión. Oculto bajo ese mapa, como si se tratara de una obra de arte escondida bajo otra pintura, se encontraba también la «firma» de las tan perseguidas ondas gravitacionales. El hallazgo ha sido posible gracias al «truco» de medir un tipo muy especial de polarización de la luz, llamada «en modo B». Estas ondas comprimen el espacio a medida que viajan, y esta compresión produce un patrón distinto en el fondo cósmico de microondas.
«Las implicaciones que puede tener esta detección son asombrosas», asegura Jamie Bock, profesor de física en el Instituto de Tecnología en Pasadena (Caltech), investigador en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA y coautor del estudio. «Estamos midiendo una señal que viene de la noche de los tiempos».
De hecho, los investigadores se sorprendieron al detectar una señal de polarización en modo B considerablemente más fuerte de lo que muchos cosmólogos esperaban. Las observaciones demuestran que las ondas gravitacionales fueron creadas en abundancia durante los primeros años de la inflación del Universo.
Para realizar la detección, los científicos examinaron una escala espacial que abarca aproximadamente de uno a cinco grados (de dos a diez veces el ancho de la Luna llena), lo que les permitió reunir los fotones de una amplia franja del fondo cósmico de microondas en un área del cielo en la que se puede ver claramente a través de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea. Para ello, el equipo viajó al Polo sur para aprovechar el aire frío, seco y estable. «El Polo Sur es lo más cercano que puedes llegar al espacio sin dejar de estar en el suelo», afirma Johan Kovac, del Centro Harvard Smithsonian de Astrofísica e investigador principal de BICEP2. Para realizar las mediciones, fue ideada una tecnología completamente nueva, una cámara en una placa de circuito impreso que incluye una antena para enfocar y filtrar la luz polarizada.
El equipo analizó los datos de más de tres años en un esfuerzo para descartar cualquier error. También consideraron que la presencia de polvo en nuestra galaxia podría producir el patrón observado, pero los datos sugieren que esto es altamente improbable. «Ha sido como buscar una aguja en un pajar, pero en su lugar nos encontramos con una barra de hierro», explica Clem Pryke, de la Universidad de Minnesota, coautor de la investigación.
Para el teórico Avi Loeb, de Harvard, «este trabajo ofrece nuevas pistas sobre algunas de nuestras preguntas más básicas: ¿Por qué existimos? ¿Cómo empezó el universo? Estos resultados no solo son una prueba irrefutable de la inflación, sino que también nos dicen que la inflación tuvo lugar y lo poderoso que fue el proceso». Mar Kamionkowski, uno de los físicos teóricos que predijo la existencia de las ondas gravitacionales en 1996, actualmente en la Universidad Johns Hopkins, asegura que el descubrimiento «es una poderosa evidencia de la inflación. Ahora hemos aprendido que las ondas gravitacionales son abundantes (…) Esto es un avance notable en la cosmología».
Así lo considera también el físico Luis Álvarez-Gaumé, investigador del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear), donde también fue director del departamento de Física Teórica. A su juicio, el descubrimiento «resulta excitante y revolucionario. Después del hallazgo del bosón de Higgs, se abre la posibilidad de encontrar nuevas partículas y nuevos estados de la materia. Es la puerta de toda una nueva Física para comprender el Universo a escalas que hasta ahora ni siquiera nos hubiéramos podido imaginar». Y así es, ya que hablamos de mirar al Universo cuando solo tenía 10 elevado a la -34 segundos de edad, cuando en un instante se hizo gigantesco. El físico, uno de los máximos expertos en Teoría de cuerdas del mundo, cree que quizás lleguemos a ver el inflatrón, el agente desconocido que hizo posible la inflación.

The Neutrino Puzzle

Having explored the latest results on what we call ‘heavy flavour’ or physics of particles containing a b-quark (see The Penguin Domination by Jessica Levêque), we embarked on a much lighter subject: neutrinos.
It was as if a fresh breeze swept through the audience. Partly because we are surrounded by snow-capped mountains but mostly because of the topic — neutrino physics has been bubbling with activity these past few years. Many new measurements were shown, adding several pieces to the neutrino puzzle. But we are still far from having a clear idea of the picture we are trying to build, piece by piece.
Neutrinos are special particles. They are at the heart of some of the most exciting fundamental problems that particle physicists are trying to solve. But neutrinos are elusive, a characteristic that makes it difficult to study them. Physicists must use their ingenuity to compete at developing new kinds of detectors capable of measuring neutrinos coming from different sources.
Neutrinos sources studied by experiments
Neutrinos sources studied by experiments
There are a few things we know about neutrinos. In the Standard Model, neutrinos are neutral leptons that were thought to be massless. There are three neutrino species — electron, muon and tau neutrinos, each associated to the other three leptons in the Model — electron, muon and tau. They are the second most common particle in the universe after photon but are not well-known to the public. They interact with matter through weak interaction which makes them difficult to catch. But physicists like challenges and build experiments to detect and measure the flux of neutrinos coming from sources outside of our solar system or the sun, through the atmosphere, produced by terrestrial nuclear power plants or particle accelerators.
Most of these experiments were only sensitive to one neutrino species and at first, all these measurements appeared to be inconsistent. The picture got clearer when the Super Kamiokande experiment in Japan established in 1998 that neutrinos can oscillate from one species to another. Which means that an electron-neutrino can transform itself into a muon-neutrino and vice-versa. This explains, for instance, why the solar electron-neutrino measured flux is well below the one predicted by the solar model — because a fraction of them oscillate into muon-neutrinos that were not detected. The important consequence of the oscillation is that it can only occur if neutrinos have mass!
Neutrino masses with respect to the other Model Standard particles (fermions)
Neutrino masses with respect to the other Standard Model particles (fermions)
Since then, new experiments have been built to measure the probability of oscillation between different neutrino species and infer a measurement of their mass. At the conference, several measurements of these parameters were shown and we now know with fair precision the different oscillation probabilities as well as the mass differences between neutrino species. However, we still don’t know the mass itself although cosmological experiments allow us to set an upper limit on the sum of the masses of the three neutrino species, which is below an eV (electronVolt). Moreover, new experimental inconsistencies appear: some experiments do not observe the expected number of neutrinos, even with the oscillations taken into account.
So now, new questions have arisen: Where does the neutrino mass come from? Why is it so far from the other lepton masses? As it is massive and weakly interacting, could the neutrino be part of the dark matter of the universe? Is the neutrino its own anti-particle? Are there more than three neutrinos? Where are the high energetic neutrinos coming from?
Some experiments like IceCube are now able to map neutrinos coming from the universe and this is like doing astronomy with neutrinos!
Neutrino skymap as measured by the IceCube experiment
Neutrino skymap as measured by the IceCube experiment
During the session, several theoreticians proposed models that try to conciliate the different observations and answers to the above questions: Couldn’t there be a new species of neutrino in which the others could oscillate? Is the neutrino description in the standard model complete: couldn’t they have (as the other leptons) right-handed partners? This last option is interesting since it could explain why the standard neutrino mass is so small and perhaps also part of the universe dark matter as the right handed-neutrinos could be very massive.
Theoretical talks alternated with experimental ones describing future experiments that are currently being developed to help solve the puzzle. These experiments are being built by smaller collaborations in comparison to the LHC teams. The experiments can be located in the South Pole to take advantage of the ice as an interacting medium for the detector or in the depth of a disused mine to fight efficiently against cosmic ray background. The proposed technologies are also very different depending on the aim of the measurement but all experiments need a very low and well-controlled background, as the number of observed neutrinos is always small.
Stay tuned! There is no doubt that new results on neutrinos will come soon but in the meantime, my colleagues and I will catch some fresh air during a long lunch break up on the snowy mountains. After all, it is important to rest our brains in order to prepare for presentations of the top quark, the Higgs boson and other new results from the LHC in the next sessions.
So, what does a particle physicist, with her brain at rest, see in the surrounding mountains?
Higgs_LaThuile
well…
Higgs decaying in two photons bump over background as seen by the ATLAS experiment
Higgs decaying in two photons bump over background as seen by the ATLAS experiment
the Higgs boson of course!!!

domingo, 9 de marzo de 2014

Extraordinary momentum and spin discovered in evanescent light waves

Mar 06, 2014
Extraordinary momentum and spin discovered in evanescent light waves
Transverse force and torque on a particle in evanescent field generated from a total internal reflection in a glass prism. These reveal the presence of the transverse momentum and spin in the evanescent wave above the prism. Credit: RIKEN
A team of researchers from the RIKEN Center for Emergent Matter Science (CEMS) in Japan has identified unexpected dynamic properties of a type of light wave called evanescent waves. These surprising findings contrast sharply with previous knowledge about light and photons.
The study carried out in the Quantum Condensed Matter Research Group (CEMS, RIKEN, Japan) led by Dr. Franco Nori is published today in the journal Nature Communications.
Energy, momentum, and  are the main dynamic characteristics of physical objects. It is well known that  propagating as an electromagnetic wave or photon carries momentum along the direction of the wave's propagation, and that this momentum is independent of polarization. In addition, light can carry an , called , that is proportional to the degree of circular polarization (helicity), and aligned with the propagation direction.
The RIKEN team analysed the momentum and spin of evanescent electromagnetic waves – a type of light waves that travel close to the surface of material objects and whose intensity decreases exponentially, rather than varying sinusoidally, from the interface where they were formed.
Surprisingly, the researchers found that evanescent waves carry momentum and spin components that are orthogonal to the direction of wave propagation. Moreover, the transverse spin turns out to be independent of polarization and helicity, while the transverse momentum is proportional to the wave helicity.
"Such extraordinary properties, revealed in very basic objects, offer a unique opportunity to investigate and observe fundamental physical features, which were previously hidden in usual propagating light and were considered impossible," says Dr. Konstantin Bliokh, first author of the study. "In addition to a detailed theoretical analysis, we propose and simulate numerically four novel experiments for the detection of the unusual momentum and spin properties of evanescent waves via their interaction with small probe particles," he adds.
These results add a new chapter to the physics of  and spin of classical and quantum fields, and predict a number of novel light-matter interaction effects involving .
More information: Extraordinary momentum and spin in evanescent waves, Konstantin Y. Bliokh, Aleksandr Y. Bekshaev, Franco Nori, Nature Communications, 2014. DOI: 10.1038/ncomms4300

4.000 millones de años luz, la mayor estructura de todo el Universo


4.000 millones de años luz, la mayor estructura de todo el Universo

Roger Clowes. Fragmento del Gran Grupo de Cuásares localizado por Roger Clowes y su equipo


Es tan gigantesco que llega incluso a desafiar el Principio Cosmológico, una de las principales hipótesis de la Astronomía.
La que es sin duda la mayor estructura del Universo acaba de ser descubierta por un grupo internacional de astrónomos, dirigidos por investigadores de la Universidad de Central Lancashire (UCLan). Se trata de un LQG (Large Quasar Group o Gran Grupo de Cuásares), y es tan grande que se necesitaría viajar en una nave a la velocidad de la luz durante 4.000 millones de años para recorrerlo de punta a punta. El equipo ha publicado su hallazgo en la revista mensual de la Royal Astronomical Society.
Los cuásares son nucleos muy activos de galaxias formadas durante la juventud del Universo y que durante “breves” periodos (que duran entre 10 y 100 millones de años), se vuelven extraordinariamente brillantes, y por lo tanto visibles a enormes distancias.
Desde la década de los ochenta del pasado siglo se sabe que los cuásares tienden a agruparse en “racimos” o estructuras de gran tamaño, formando grupos que los astrónomos conocen como LGQs.
Pero el LGQ identificado por Roger Clowes y sus colegas es tan enorme que llega incluso a desafiar el Principio Cosmológico, una de las principales hipótesis de la Astronomía que afirma que si se contempla el Universo a una escala lo suficientemente grande, éste aparece igual en todas partes, sin que importe desde dónde se realice la observación. El Principio Cosmológico, del que dependen las modernas teorías sobre el Universo, es asumido como cierto aunque jamás ha podido ser demostrado “más allá de una duda razonable”.
“Aunque es difícil comprender la magnitud de este LQG -afirma Clowes-, podemos decir, definitivamente, que se trata de la estructura más grande jamás vista en todo el universo”.
Para hacerse una idea de la magnitud de esta estructura, basta pensar que la Vía Láctea, nuestra galaxia, está a unos dos millones y medio de años luz de la galaxia más próxima, Andrómeda, lo que equivale a 0,75 megaparsecs. Un megaparsec (Mpc) es igual a 3,26 millones de años luz.
Un cúmulo de galaxias como el nuestro, formado por unos veinte miembros, puede medir dos o tres Mgp, y los LQC, mucho mayores, pueden llegar a tener hasta 200 Mgp (esto es, unos 650 millones de años luz) de diámetro.
Pero para que se cumpla el Principio Cosmológico y según predicen las teorías más reconocidas, no debería de haber en todo el Universo estructuras mayores de 370 Mpc (1.200 millones de años luz). Pero el grupo de cuásares encontado por Clowes y sus colegas tiene una dimensiones mucho mayores: 1.200 megaparsecs o, lo que es lo mismo, 4.000 millones de años luz, mil seiscientas veces más que la distancia que nos separa de Andrómeda.
“Todo esto -afirma Clowes- resulta muy emocionante, y también muy importante, ya que va en contra de nuestra comprensión actual de las escalas del Universo”.
“Incluso viajando a la velocidad de la luz -prosigue el investigador- se tardarían 4.000 millones de años en cruzarla. Y esto es relevante no solo a causa de su tamaño, sino porque desafía el Principio Cosmológico, cuya validez no se discute desde los tiempos de Einstein. Nuestro equipo ha estado buscando otros casos que reafirmen nuestro hallazgo, y vamos a seguir investigando estos fenómenos tan fascinantes”.

Captada una señal de ondas gravitacionales nunca vista

  Los detectores LIGO y Virgo captan dos choques de agujeros negros contra estrellas de neutrones, los astros más densos del universo. Dos d...