sábado, 27 de septiembre de 2014

Stephen Hawking: El «vacío de Higgs» podría destruir el Universo


El famoso astrofísico británico ha explicado en Tenerife su teoría sobre la posible destrucción de todo el Cosmos a cargo de la partícula más buscada.
El auditorio se llenó por completo para escuchar su intervención en Starmus, el festival de Astronomía y música que se celebra estos días en Canarias. Bajo el sencillo y a la vez estremecedor título de «el Universo como un holograma», Stepen Hawking comenzó su charla. Minutos antes, los asistentes se preguntaban si se referiría a sus últimos trabajos y a la posible destrucción de todo el Universo a manos del Bosón de Higgs, la partícula que confiere a la materia su masa. Pero Hawking no empezó por ahí.
«Pueden oírme?» dijo con su inconfundible voz metálica. «Quiero hablar del Universo como si fuera un holograma, un objeto en dos dimensiones». Justo antes, el tema de Atoma «Hole in the sky» sonaba a todo volumen al tiempo que un vídeo mostraba a Hawking. Todo un espectáculo dentro del espectáculo. [Lea aquí el discurso completo de Stephen Hawking]
«Pero la historia del Universo es la de un objeto Tridimensional que evoluciona en el tiempo, es decir, que es tetradimensional». Por lo que se puede representar como un holograma en una superficie tridimensional.
«A principio de los sesenta adujo Hawking- hubo un gran debate sobre si el Universo había empezado en un tiempo finito. De ser así, la pregunta inevitable es ¿Qué había antes?» Con su inimitable sentido del humor, Hawking se refirió a la célebre pregunta que le hicieron a San Agustín. «¿Qué estaba haciendo Dios antes de crear el Universo? Estaba preparando el Infierno para los que preguntaban cuestiones de este tipo». La teoría alternativa era que el Universo había existido eternamente, lo que creía Aristóteles, porque algo eterno era más perfecto y porque eso evitaba cuestiones incómodas sobre la Creación.
En los sesenta, Hawking y Penrose demostraron que el Universo tenía que haberse creado a partir de una singularidad, «un sitio donde las ecuaciones de la relatividad general no se pueden definir. En consecuencia, la relatividad general clásica no puede predecir cómo debió empezar el Universo. Esta conclusión hacía feliz al Papa Juan Pablo II.»
Pero las cosas han cambiado, y ahora sí que empieza a dibujarse una posibilidad. Para Hawking, «El problema de qué pasa al principio del tiempo es similar a la pregunta de qué pasaba en el borde del mundo cuando la gente pensaba que la Tierra era plana. ¿El mundo es un plato plano, con el mar cayendo por el borde? Eso lo he comprobado de forma experimental. He viajado alrededor del mundo ¡y nunca he caído por el borde! Como todos sabemos, el problema de qué pasa en el borde del mundo se resolvió cuando la gente se dio cuenta de que la Tierra no era un plato plano, sino que tiene una superficie curvada».
Por lo tanto, para Hawking «Preguntar qué pasó antes del inicio del Universo sería una pregunta sin sentido porque no hay nada más al sur que el polo sur. El tiempo imaginario, medido en grados de latitud, tendría un punto cero en el polo sur. «Pero el polo sur no es muy diferente de cada punto en la Tierra, o por lo menos eso es lo que me cuentan».
Y llegó el momento más esperado, su explicación sobre por quéel campo de Higgs podría destruir el Universo. «Observaciones recientes del campo de Higgs han suscitado la posibilidad de que el campo podría no estar en el estado más bajo de energía. Si ése fuera el caso, el campo estaría en un estado de «falso vacío». Podría decaer a un vacío verdadero por fluctuaciones cuánticas, dando lugar a una burbuja de vacío verdadero, que se expandiría a la velocidad de la luz. No lo veríamos acercándose, pero sí nos golpeara, nos destruiría por completo. Afortunadamente, el tiempo de escala del decaimiento del falso vacío es, probablemente, más largo que la edad del Universo».
Hawking se refirió después al satélite Planck y al mapa de alta resolución de las fluctuaciones de temperatura del Universo temprano, alrededor de las cuales se pudo ir agrupando la materia en forma de estrellas y galaxias. Fluctuaciones que parecen ajustarse como un guante a los modelos que predicen un periodo de inflación al principio del Universo, durante el cual éste creció de forma explosiva durante unas pocas fracciones de segundo, tiempo suficiente para las distintas zonas del Universo naciente se separaran de forma casi instantánea.
Si esto hubiera sido así, se habrían generado poderosas ondas gravitacionales que deberían ser detectables en la actualidad. Hawking recordó los esperanzadores resultados anunciados en marzo por los científicos del Detector BICEP2, que desde la Antártida anunció la posible detección de las primeras ondas gravitacionales, lo cual confirmaría el modelo inflacionario del Universo.
Sin embargo, ayer mismo un equipo de investigadores de la misión Planck ponía en duda esos resultados y los achacaba a las interferencias producidas por el polvo cósmico.
Pero Hawking no quiere perder la esperanza. Por eso ha apostado con Neil Turok que las ondas gravitacionales serán detectadas. «Si eso se confirma con observaciones en el futuro, la gravedad cuántica estaría inscrita en el cielo y representaría un holograma del Universo que implicaría energías mucho más altas que ningún acelerador de partículas. Mejor aún, ¡ganaré 200 dólares….canadienses».

Un ciudadano llamado Hawking

Resulta curioso encontrarse con Stephen Hawking en el desayuno. A apenas un par de mesas de distancia, en la cafetería del Ritz Carlton Abama, en Canarias, donde estos días se celebra el festival astronómico Starmus, el genio de la física, el hombre que logró encerrar al Universo en el interior de la mente humana, desayuna tranquila y discretamente. Eso si, ayudado en todo. momento por sus Inseparables asistentes.
Hawking está mucho más débil que la última vez que nos encontramos. Entonces, en su pequeñísimo y abarrotado despacho de la Universidad de Cambridge, el físico aún podía mover una mano, para pulsar una y otra vez el único botón del dispositivo que le permitía ir seleccionando letras, palabras y frases de una serie de menús de la pantalla que siempre tiene delante. Ahora ya ni siquiera puede realizar ese leve movimiento. Y las palabras las selecciona gracias a algunos de los pocos músculos de su cuerpo que aun responden a su voluntad, los de su cara.
De pronto, su inconfundible voz metálica se alza entre el murmullo general y el repiqueteo de las cucharillas de café. «Yes». Una sola palabra, Alta, clara, pero más que suficiente para que sus ayudantes sepan lo que deben hacer.
Tampoco se perdió el genio la cena de gala de la noche anterior, y no ha dejado de asistir ni a una sola de las conferencias de Starmus. Las escucha mezclándose entre las filas de los asistentes, sin protocolos ni lugares especiales. Siempre llega el primero, aunque tenga que estar largos minutos esperando fuera de la sala, antes de cada ponencia. Resulta admirable que una persona con tan tremendas limitaciones no se ahorre ni un solo evento, reunión, ágape o reunión del festival.
Tampoco rehuye el científico el contacto directo con la gente. Y resulta fácil, por ejemplo, pararle en cualquier parte para hacerse una foto con él o, sencillamente, saludarle.

domingo, 21 de septiembre de 2014

No hay ningún dios. Soy ateo



Entrevista a Stephen Hawking. (Imagen: CARLOS GARCÍA POZO / Edición: NACHO 
MORENO)

Stephen Hawking (Oxford, 1942) ya no puede mover ni un dedo. La devastadora enfermedad que empezó a corroer su sistema nervioso, cuando sólo tenía 21 años, ni siquiera le permite manejar el ratón que usaba antes para seleccionar palabras en su ordenador y transmitirlas a través de un sintetizador de voz. Los músculos de su rostro se han convertido en las últimas herramientas corporales que le quedan para comunicarse, activando con la mejilla derecha un sensor acoplado sobre sus gafas.Gracias a esta impresionante tecnología diseñada especialmente para él, Hawking logra mover un cursor en una pantalla y activar así la legendaria voz robótica que habla en su nombre con acento americano. Pero pese al esfuerzo titánico que debe afrontar para compartir sus ideas, ha concedido una entrevista exclusiva para los lectores de EL MUNDO.Cuando aparece sobre su silla de ruedas en el hotel de Tenerife donde tiene lugar nuestro encuentro, nos conquista nada más llegar, esbozando una entrañable sonrisa con esos pocos músculos de la cara que todavía le sirven para expresar pensamientos y emociones. Como los médicos ya no le permiten volar, Hawking ha viajado hasta la isla canaria en un crucero de seis días para presentar esta semana su visión del cosmos en el Festival Starmus, un congreso concebido para divulgar los hallazgos de la astronomía a toda la sociedad.De repente, me encuentro ante uno de los cerebros más brillantes del último siglo, a punto de realizar la entrevista con la que siempre he soñado. Pero cuando llega el momento de la verdad, me quedo tan impactado que no sé muy bien ni cómo debo saludarle. Una de sus cinco enfermeras, Nikky O'Brien, se da cuenta de mis titubeos y resuelve mis dudas de inmediato, cogiendo la mano de Hawking y acercándola a la mía, para que pueda estrechársela.

Un 'gourmet' en Canarias

Tras agradecerle al científico más famoso y admirado del planeta el inmenso privilegio de habernos concedido una entrevista exclusiva, le enseño el maravilloso retrato de Ricardo Martínez que le hemos traído como regalo, y también el espectacular set que hemos preparado para hacerle fotos, ante un lienzo de constelaciones y galaxias pintado por otro de nuestros dibujantes, Ulises Culebro.
«Espero que le guste. Si le parece bien, nos gustaría en primer lugar fotografiarle con este fondo cósmico», le explico. Su respuesta afirmativa, que tarda aproximadamente medio minuto llegar, es la primera palabra que nos transmite a través de los movimientos de sus mejillas: «Yes». La enfermera O'Brien, permanentemente pendiente de cada mínimo gesto de Hawking, empieza a peinarle con ímpetu y nos confirma la aprobación del astrofísico: «Adelante, no hay problema, le ha gustado mucho todo lo que habéis montado».
Mientras Hawking posa como un profesional para la sesión de fotos, levantando los ojos para mirar a la cámara y regalándonos sus mejores sonrisas, le pregunto a Nikky O' Brien si el profesor está disfrutando de su visita a Canarias. «¡Desde luego! Incluso ya ha probado las papas con mojo picón y le encantan», me asegura. A pesar de que su movilidad es cada vez más reducida, Hawking todavía puede masticar bien la comida y es un auténtico gourmet.
Teniendo en cuenta la importancia crucial del sofisticado sistema informático que utiliza el astrofísico para comunicarse, le pregunto a la enfermera de Hawking si entre su equipo de cuidadores hay alguien con conocimientos de informática, por si surge algún problema con su ordenador o el sintetizador de voz. «Pues la verdad es que no, y el ordenador se queda colgado de vez en cuando», me confiesa O'Brien. Sin embargo, si se produce una incidencia importante, la enfermera nos explica que un informático de Cambridge siempre puede entrar en el ordenador de Hawking mediante una conexión remota y resolver cualquier problema.

Tres palabras por minuto

(Imagen: CARLOS GARCÍA POZO / Edición: NACHO MORENO)
Con el sofisticado mecanismo que activa mediante el movimiento de sus mejillas, Hawking logra escribir una media de tres palabras por minuto. Por eso, para entrevistar al astrofísico británico, es una condición imprescindible enviarle las preguntas con antelación. De lo contrario, el diálogo se extendería durante muchas horas, e incluso días. En nuestro caso, le enviamos por correo electrónico un cuestionario de 10 preguntas a finales de agosto, tres semanas antes de que nos reuniéramos con él en Tenerife el pasado jueves.
Cuando termina la sesión de fotos, que Hawking ha soportado sin una sola queja, me acerco a él y le pregunto si podemos empezar nuestro diálogo. De inmediato, empieza a mover el cursor en la pantalla de su ordenador a través del sensor acoplado a sus gafas, y veo que lo coloca sobre un documento de Word en su escritorio que ha llamado «EL MONDO». Me hace gracia la pequeña errata en el nombre de nuestro periódico, y sobre todo me emociona la idea de que el infatigable explorador del cosmos haya dedicado unas cuantas horas de su tiempo a contestar a las preguntas que le hicimos llegar por e-mail.
Le pregunto en primer lugar si sigue creyendo, como dijo en el libro que le hizo mundialmente famoso, Historia del Tiempo, que algún día lograremos una «Teoría del Todo» para comprender las leyes que gobiernan el Universo, o si hay aspectos de la realidad en las que nunca podrá penetrar la mente humana. Su respuesta refleja una inquebrantable fe en el poder de la ciencia para desentrañar los misterios del cosmos: «Creo que sí conseguiremos entender el origen y la estructura del Universo. De hecho, ahora mismo ya estamos cerca de lograr este objetivo. En mi opinión, no hay ningún aspecto de la realidad fuera del alcance de la mente humana».

Ciencia 'versus' religión

En mi segunda pregunta, le pido que me aclare su postura sobre Dios y la religión, que ha generado un intenso debate entre sus lectores. Por un lado, al final de Historia del Tiempo, escribió que si algún día lográramos esa «Teoría del Todo», conoceríamos «la mente de Dios». Pero posteriormente en su polémico libro El gran diseño, afirmó que el Universo puede crearse «de la nada, por generación espontánea», y que la idea de de Dios «no es necesaria» para explicar su origen. Le pregunto, ante esta aparente contradicción, si cambió su opinión en este terreno, y si se considera agnóstico o ateo.
Su rotunda respuesta deja muy claro que aunque muchos han llegado a calificar como «un milagro» el hecho de que Hawking siga vivo, medio siglo después de que se le diagnosticara una enfermedad cuya esperanza de vida suele ser de un par de años, el astrofísico rechaza de plano todas las creencias religiosas: «En el pasado, antes de que entendiéramos la ciencia, era lógico creer que Dios creó el Universo. Pero ahora la ciencia ofrece una explicación más convincente. Lo que quise decir cuando dije que conoceríamos 'la mente de Dios' era que comprenderíamos todo lo que Dios sería capaz de comprender si acaso existiera. Pero no hay ningún Dios. Soy ateo. La religión cree en los milagros, pero éstos no son compatibles con la ciencia».
Antes de poder responder a cada pregunta, Hawking va seleccionando frases del archivo donde ha dejado preparadas sus respuestas y las vuelca en un programa llamado Speaker, que convierte textos escritos en frases que emite su sintetizador. El software que produce la famosa voz de Hawking es de los años 80, la época de la traqueotomía a la que tuvo que someterse le dejó definitivamente sin habla. En realidad, hoy existen programas más avanzados que suenan mucho menos robóticos, pero Hawking lleva ya tantos años utilizando esta voz, que se identifica plenamente con ella y no tiene ninguna intención de cambiarla.
En una ocasión incluso le preguntaron si no preferiría instalarse un sintetizador con un acento british, que se parecería mucho más a la voz original de un nativo de Oxford como él. Pero Hawking respondió con su inconfundible sentido del humor, que sin duda le ha ayudado a soportar tantos años una enfermedad tan cruel: «con el acento americano, tengo mucho más éxito con las mujeres».

La conquista de otros planetas

Tras dialogar sobre la religión, pasamos de lo divino a lo humano y le pregunto si cree que sigue mereciendo la pena invertir millones en enviar misiones con astronautas al espacio, o si le parece un despilfarro, como opinan muchos de sus colegas científicos. El astrofísico tiene muy claro que la conquista del cosmos debe continuar, no sólo porque «la exploración espacial ha impulsado y continuará impulsando grandes avances científicos y tecnológicos», sino porque puede representar un seguro de vida para la futura supervivencia de nuestra especie: «Podría evitar la desaparición de la Humanidad gracias a la colonización de otros planetas».
Tampoco puedo desaprovechar la incomparable oportunidad de poder dialogar en España con Hawking, para preguntarle sobre los recortes que ha sufrido el campo de la investigación científica en nuestro país en los últimos años. «¿Qué mensaje le mandaría al presidente del Gobierno español si le tuviera delante, sobre la importancia de invertir en ciencia?». El astrofísico, una vez más, demuestra que no se anda con medias tintas. Éste es su recado para Mariano Rajoy y toda la clase política de nuestro país: «España necesita licenciados con formación científica para garantizar su desarrollo económico. No se puede animar a los jóvenes a estudiar carreras científicas con recortes en el campo de la investigación».
El tiempo se nos acaba y la enfermera O'Brien empieza a hacerme la señal de la guillotina, pero veo en la pantalla de Hawking que aún tiene una respuesta más a una pregunta que le hice sobre cómo le gustaría que le recordaran las futuras generaciones. «Espero que se me recuerde por mi trabajo en el campo de la cosmología y los agujeros negros», me contesta antes de que empiecen a llevárselo sus enfermeras.
Me llama la atención que no dice absolutamente nada sobre el extraordinario ejemplo que ha dado con su vida, al demostrar hasta dónde puede llegar la capacidad de superación del ser humano ante la adversidad más cruel. Y mientras desaparece por los pasillos del hotel, me acuerdo de una de sus sentencias más inolvidables: «La Humanidad es tan insignificante si la comparamos con el Universo, que el hecho de ser un minusválido no tiene mucha importancia cósmica».


miércoles, 10 de septiembre de 2014

El cielo inmenso




El supercúmulo de Laniakea
Laniakea, nuestro lugar en el Universo R. Brent Tully y col. Nature.

Laniakea es una palabra hawaiana que hace referencia al enorme cielo que se puede imaginar en la noche. Los polinesios fueron capaces de, usando la astronomía, realizar navegaciones por todo el Pacífico quince siglos antes de que los europeos aprendieran a hacerlo. También es, Hawaii, uno de los puntos del planeta donde los astrofísicos miran lo profundo del cielo para intentar entenderlo. Hoy la revista Nature publica unos resultados que permiten tener el primer mapa detallado de nuestro lugar en el Universo. Ese lugar al que han llamado, precisamente, "Laniakea".
Se trata de un nuevo mapa del Universo dirigido por el astrofísico R. Brent Tully, del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawaii, que junto con diversos proyectos por todo el mundo intentan, desde hace más de 30 años, permitirnos tener una idea de cómo es la estructura a gran escala del Universo. Precisamente, a finales de los años 80, los nuevos telescopios y los detectores CCD permitieron acometer proyectos de cartografiado sistemático de galaxias lejanas: a partir de las características de su luz se podían usar escalas y estimar las distancias, de manera que los primeros mapas en 3D de las galaxias comenzaron a desvelar cómo se agrupaba la materia.

Diferentes escalas de estructura

Las estrellas como el Sol forman parte de galaxias. La nuestra, la Vía Láctea (por cierto, que se dice lalani en hawaiano, con la misma raíz del nombre de nuestro supercúmulo local) forma parte de un pequeño grupo de  unas 30 galaxias, siendo la más masiva la denominada M31, la Galaxia de Andrómeda, el objeto observable a simple vista más lejano, situada a 2,5 millones de años-luz. La otra galaxia importante del llamado Grupo Local es M33, la Galaxia del Triángulo, a 2,8 millones de años-luz. Esta agrupación no tiene más de 10 millones de años luz de lado y fue identificado como una estructura dinámica en los años 30 por Edwin Hubble, uno de los primeros astrofísicos en intentar entender lo que comenzaba a llamarse "el zoo extragaláctico": una abundancia de formas en las galaxias, desde espirales a irregulares pasando por formas elípticas, que además se distribuía de forma caprichosa (un "pudin de pasas") en un Universo en expansión.
El descubrimiento en el cielo de otros cúmulos similares, y algunos mucho más grandes que nuestro Grupo Local, conteniendo entre 50 y 1000 galaxias, y formando estructuras que a veces indicaban que había más materia de la que se veía, a menudo conteniendo una galaxia gigante en la zona central, parecía establecer una estructura del Universo en la que los cúmulos de galaxias se repartían de forma más o menos uniforme en el Universo.


Mapa 3D del Grupo Local
Mapa 3D del Grupo Local (wikipedia)


Materia oscura y supercúmulos

Pero en los años 80 se descubrieron estructuras más grandes aún, que se denominaron supercúmulos de galaxias. Además, como comentábamos, los estudios de dinámica de las galaxias y los cúmulos indicaban que la materia no visible superaba en 5 veces a la visible. Esa materia oscura, que tenía también interés cosmológico, se convirtió en uno de los campos de investigación nacientes con los nuevos telescopios de más de 6 m de diámetro.
Nuestro Grupo Local, con otros cúmulos forma parte del llamado Supercúmulo Local, una estructura con unos 600 millones de años luz de lado, siendo el gran Cúmulo de Virgo el mayor de los que se agrupan en torno a un centro de masas que se pudo identificar en 1986, el llamado Gran Atractor. Nuestro supercúmulo es una estructura colosal, con una materia equivalente a 1.000 billones de masas solares. ¿Hay estructuras mayores? Los astrofísicos, y Brent Tully comenzaba ya a ser uno de los destacados, comenzaron proyectos para realizar mapeados más ambiciosos y completos del Universo, identificando y estimando las distancias a las galaxias, los cúmulos y los supercúmulos, que además resultaban condicionantes fundamentales a los posibles modelos de formación y evolución del Universo: la cosmología observacional necesitaba del estudio de estas estructuras.


Supercúmulo Local (o de Virgo)
Supercúmulo Local (o de Virgo) Fuente: wikipedia







¿Cúmulos de supercúmulos?

La existencia de estructuras más grandes parecía imposible en el marco de la cosmología, porque no habría habido tiempo, ni materia suficiente, para crear estructuras mucho mayores. Sin embargo, el viaje hacia el conocimiento del modelo actualmente aceptado del Universo no había hecho más que comenzar. Robert Brent Tully identifico en el año 87 una enorme estructura, el Complejo de Supercúmulos Pisces-Cetus. No era un cúmulo homogéneo, sino más bien un filamento que evidenciaba que los cúmulos de galaxias se agrupaban en estructuras mayores, pero no de forma simplemente jerárquica, sino en un espacio lleno de enormes vacíos y filamentos en los que se agrupaba la materia.
Con los años, la cosmología observacional ha podido localizar grandes estructuras, llamadas a veces "muros" que llegan a tener más de 1.000 millones de años-luz de longitud. Y ese mapa, que además es dinámico, porque estas estructuras han ido evolucionando a lo largo de la historia del Universo debido a la acción de la materia (oscura y visible) y, como se supo a partir del año 2000, también por la energía de repulsión que acelera la expansión del Universo, la conocida energía oscura. En cualquier caso, las grandes estructuras son más difusas de lo que se creía hace unos decenios, y se ha visto que era necesario obtener mayor precisión en la cartografía del Universo.


El Universo relativamente cercano
El Universo relativamente cercano: representación 3D de los supercúmulos cercanos. (Fuente: wikipedia)



El diablo está en los detalles...

Esta relación de estructuras deja, en efecto, mucho detalle por conocer. Y los modelos cosmológicos necesitan cada vez observaciones con mayor resolución para poder obtener los parámetros más finos que permiten ajustar las teorías y la observación de manera adecuada. La observación, por ejemplo, de la radiación de fondo cosmológica, proporciona un marco con el que comparar por un lado los modelos, la cartografía detallada de las distribuciones de las galaxias y los cúmulos, otra, las mediciones precisas de distancias a partir de la observación de supernovas lejas... son métodos observacionales independientes, pero que convergen al llamado modelo cosmológico estándar, el conocido popularmente como Big Bang.
Y ahí es donde se enmarca este nuevo hallazgo publicado en Nature por el equipo internacional de Brent Tully, que proporciona un mapa más detallado de la zona cercana a nuestro Supercúmulo Local, y que pone de manifiesto ese Gran Atractor que comenzó esta historia hace un cuarto de siglo. El poder de estos mapas es que, además de medir las posiciones de los objetos se tienen datos de sus velocidades, es decir, de su movimiento relativo, lo que permite entender las relaciones dinámicas (precisamente las que pusieron de manifiesto la existencia de ese atractor con gran densidad, y los filamentos más grandes, como el llamado "muro de Sloan", del proyecto internacional SDSS (Sloan Digital Sky Survey - Mapa del cielo digital de Sloan), que es actualmente el mapa más detallado de la gran estructura del Universo.
En la noticia de Nature donde se presentan las observaciones y los modelos realizados sobre esta región denominada Laniakea aparece un vídeo, que queremos también incluir en esta nota porque, si bien la narración está en inglés, visualmente resulta impresionante: podemos realmente imaginar un imposible viaje por estas estructuras del nuevo supercúmulo local y sus cercanías, donde la materia se agrupa en la forma que se ha podido medir. Las unidades, como en la imagen que abre el artículo son Mpc, es decir Megaparsecs, que es la unidad habitual para la cosmología observacional. Un parsec equivale a 3,26 años-luz (una medida muy popular en divulgación pero no en las publicaciones profesionales...).
Como se ve en el vídeo, el nuevo mapa amplía lo que se conocía antes como "supercúmulo local" (tiene unas 100 veces más masa), pero no elimina, como suele ser habitual en estos estudios, el conocimiento que teníamos antes: lo mejora. Y nadie duda de que en el futuro podremos seguir aumentando la resolución y entender mejor cómo se formaron estas estructuras en los últimos 13.000 millones de años de vida del Universo.

http://www.youtube.com/watch?v=rENyyRwxpHo


"The Laniakea Supercluster of Galaxies", R.B. Tully, H. Courtois, Y. Hoffman y D. Pomarede. Nature, 3 de septiembre de 2014
Fuente: http://www.elmundo.es/

Captada una señal de ondas gravitacionales nunca vista

  Los detectores LIGO y Virgo captan dos choques de agujeros negros contra estrellas de neutrones, los astros más densos del universo. Dos d...