De todos los homenajes que recibirá Einstein este año por cumplirse un siglo de su teoría de la relatividad general, este será el más caro y espectacular: el LHC vuelve a funcionar.
Los responsables del Gran Colisionador de Hadrones han comparecido hoy en rueda de prensa para explicar los detalles de la puesta en marcha del experimento. La circulación de haces de protones por la instalación se espera “en dos semanas”, dijo Rolf Heuer, director general del CERN, aunque en realidad la máquina comenzó hace meses el largo proceso para volver a funcionar. Las primeras colisiones estables entre protones se esperan para finales de mayo o principios de junio.
“Esta es casi una máquina nueva”, dijo Heuer sobre las mejoras y revisiones que se han hecho en el LHC. Más de 10.000 conexiones entre los imanes que aceleran los protones han sido reforzadas, lo que permitirá generar dos haces de estas partículas tan potentes “que cada uno podría fundir 500 kilos de plomo”, añadió.
“El LHC no tiene un botón de encendido o apagado, esto no es un frigorífico”, quiso recalcar Frédérick Bordry, director de aceleradores y tecnología del CERN. Bordry explicó que el pasado fin de semana se inyectaron los primeros haces de protones en varios sectores del anillo del LHC, que mide 27 kilómetros de circunferencia. Este proceso de reinyección de partículas continuará durante los próximos dos meses. En este tiempo se producirán colisiones, pero sin valor científico y, a finales de mayo, llegarán las primeras observables para los científicos y susceptibles de producir descubrimientos.
Aunque hay muchas formas de explicar por qué esto es importante, el que más claro lo dejó fue Einstein con su famosa ecuación E=mc2. La energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado. El LHC acelera partículas hasta que estas rozan la velocidad de la luz. Esta vez, va a funcionar al doble de energía, 13 Teraelectronvoltios. Ninguna máquina humana ha conseguido generar tal energía o lo que es igual, ninguna máquina había podido producir partículas con tanta masa. Entre esas partículas podrían encontrarse las que componen la materia oscura o la supersimetría, posibles claves para empezar a entender lo que los físicos llaman el universo oscuro, o desconocido, y que supone el 95% del cosmos.
“Si la naturaleza es buena con nosotros podremos encontrar estas partículas pronto”, dijo Heuer. Su compañero Tiziano Camporesi, portavoz del experimento CMS, intentó aclarar qué es lo que realmente se puede esperar. “Si las nuevas partículas pueden ser producidas, serán producidas, lo que no sabemos es la probabilidad de que aparezcan”, explicó el físico. “Si la probabilidad es alta las veremos pronto y la naturaleza se habrá comportado, si no, serán mucho más difíciles de encontrar”, añadió. Una segunda forma de detectarlas, explicaron los físicos, es de forma indirecta, acumulando muchos datos sobre colisiones entre protones y viendo si estos se desvían ligeramente de los modelos físicos conocidos.
En la anterior tanda de experimentos había un objetivo claro, descubrir el bosón de Higgs. Esta vez, el LHC va a pisar tierra virgen y nadie sabe qué puede hallar. Una posibilidad, dijo Camporesi, es encontrar un nuevo estado de la materia. Otro responder a la pregunta: ¿Podemos crear materia oscura en el laboratorio?”, como explicó Dave Charlton, portavoz de Atlas, el otro experimento grande del LHC. Aunque nunca haya sido observada, la teoría dice que la materia oscura compone hasta el 25% del universo.
El LHC funcionará de forma continuada, con parones en Navidad, hasta 2018. Existe la posibilidad de que para entonces no se haya descubierto nada nuevo, pero eso no es ningún drama, según Heuer. “Tenemos un plan para continuar usando el LHC hasta 2035”, destacó.
Fuente: http://elpais.com
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