El modelo cosmológico estándar nos dice 
que sólo el 4,9% del universo está compuesto por materia común (es 
decir, la que podemos ver), mientras que el resto se compone de un 26,8%
 de materia oscura, y un 68,3% de energía oscura. Tal como sugieren sus 
nombres, no podemos verlas, por lo que su existencia debe deducirse en 
base a los modelos teóricos y observaciones de la estructura a gran 
escala del universo, y sus aparentes efectos gravitatorios sobre la 
materia visible.
Desde que se propuso por primera vez, no
 ha habido pocas sugerencias sobre qué aspecto podrían tener las 
partículas de materia oscura. No hace mucho, los científicos propusieron
 que la materia oscura consiste en Partículas Masivas de Interacción 
Débil (WIMPs, por sus siglas en inglés), que tienen aproximadamente 100 
veces la masa de un protón, pero interactúan como los neutrinos. Sin 
embargo, todos los intentos por encontrar las WIMPs usando experimentos 
en colisionadores no han arrojado resultados. Por esto, los científicos 
han estado explorando últimamente la idea de que la materia oscura 
podría estar compuesta de algo completamente distinto.
Los actuales modelos cosmológicos 
tienden a suponer que la masa de la materia oscura está alrededor de los
 100 Gev (Giga-electrovolts), lo que corresponde a la masa de una gran 
cantidad de otras partículas que interactúan a través de la fuerza 
nuclear débil. La existencia de tales partículas sería consistente con 
las extensiones supersimétricas del Modelo Estándar de la física de 
partículas. También se cree que estas partículas se habrían creado en el
 joven, denso, y caliente universo, con una densidad-masa de materia que
 se ha mantenido consistente hasta la actualidad.
Sin embargo, los proyectos 
experimentales en curso para detectar las WIMPs no han logrado producir 
pruebas concretas de estas partículas. Estos proyectos incluyen la 
búsqueda de los subproductos de aniquilación de las WIMPs (es decir, 
rayos gamma, neutrinos, y rayos cósmicos) en las galaxias cercanas y 
cúmulos, así como experimentos de detección directa usando 
supercolisionadores, como el LHC del CERN en Suiza.
Debido a esto, muchos equipos de 
investigación han empezado a considerar la búsqueda más allá de las 
WIMPs para encontrar la materia oscura. Uno de tales equipos consta de 
un grupo de cosmólogos del CERN y CP3-Origins, en Dinamarca, que recientemente publicaron un estudio indicando que la materia oscura podría ser mucho más pesada e interactuar mucho menos de lo que anteriormente se pensaba.
Tal como comenta el Dr. McCullen Sandora, uno de los miembros del equipo de investigación de CP-3 Origins, a Universe Today en un correo electrónico:
“No podemos descartar aún el escenario 
de las WIMPs, pero cada año que pasa aumentan las sospechas al no ver 
nada. Además, la física habitual de escala débil sufre el problema de la
 jerarquía. Es decir, 
por qué todas las partículas que conocemos son tan ligeras, 
especialmente respecto a la escala natural de la gravedad, la escala de 
Planck, que es de unos 1019 GeV. Por tanto, si la materia 
oscura estuviese más cerca de la escala de Planck, no se vería afectada 
por el problema de la jerarquía, y esto explicaría por qué no hemos 
observado la firma asociada a las WIMPs”.
Usando un nuevo modelo al que llaman Planckian Interacting Dark Matter
 (Materia Oscura de Interacción Planckiana – PIDM, por sus siglas en 
inglés), el equipo ha estado explorando el límite superior de masa de la
 materia oscura. Mientras que las WIMPs colocan la masa de la materia 
oscura en el límite superior de la escala electrodébil, el equipo danés 
de Marthias Garny, McCullen Sandora y Martin S. Sloth propuso una 
partícula con una masa cercana a otra escala natural – la escala de 
Planck.
En la escala de Planck, una unidad de masa es equivalente a 2,17645 × 10-8 kg – aproximadamente un microgramo, o 1019 veces
 mayor que la masa de un protón. Con esta masa, cada PIDM es, 
básicamente, tan pesada como puede ser una partícula antes de 
convertirse en un agujero negro en miniatura. El equipo también propone 
que estas partículas PIDM interactúan con la materia común sólo a través
 de la gravitación, y que se formaron grandes cantidades de ellas en los
 inicios del universo, durante la era del “recalentamiento” –  un 
periodo que tuvo lugar al final de la Era Inflacionaria, entre 10-36 a 10-33 o 10-32 segundos después del Big Bang.
Esta época se llama así debido a que, 
durante la inflación, las temperaturas cósmicas se cree que descendieron
 en un factor de 100 000, aproximadamente. Cuando terminó la inflación, 
las temperaturas volvieron a su estado pre-inflacionario (estimado en 1027
 K). En este punto, la gran energía potencial del campo inflacionario se
 desintegró en las partículas del Modelo Estándar que llenan todo el 
universo, que incluirían la materia oscura.
Naturalmente, esta nueva teoría trae 
nuevas implicaciones para los cosmólogos. Por ejemplo, para que funcione
 este modelo, la temperatura de la era del recalentamiento tendría que 
haber sido superior a lo que se supone actualmente. Es más, un periodo 
de recalentamiento más caliente también daría como resultado la creación
 de más ondas gravitatorias primordiales, que serían visibles en el 
Fondo de Microondas Cósmico (CMB).
“Tener unas temperaturas tan altas nos 
dice dos cosas interesantes sobre la inflación”, señala Sandora. “Si la 
materia oscura resulta ser PIDM: lo primero es que la inflación tuvo 
lugar a una energía muy alta, lo que a su vez implica que fue capaz no 
sólo de producir fluctuaciones en la temperatura del joven universo, 
sino también del propio espacio-tiempo, en forma de ondas gravitatorias.
 Segundo, nos dice que la energía de la inflación tuvo que desintegrarse
 en materia extremadamente rápido, debido a que si hubiese necesitado 
demasiado tiempo, se habría enfriado hasta el punto de que no habría 
logrado producir PIDMs en absoluto”.
La existencia de estas ondas 
gravitatorias podría confirmarse o descartarse en futuros estudios que 
impliquen al CMB. Estas son noticias emocionantes, dado que el reciente descubrimiento de las ondas gravitatorias se espera que lleve a nuevos intentos de detectar ondas primordiales que datan de la propia creación del universo.
Tal como explica Sandora, esto presenta 
un escenario para los científicos en el que todos ganan, dado que 
significa que este último candidato para la materia oscura podrá 
aceptarse o refutarse en el futuro cercano.
“Nuestro escenario realiza una 
predicción concreta: veremos ondas gravitatorias en la próxima 
generación de experimentos que estudien el CMB. Por tanto, es un 
escenario en el que nadie pierde: si las vemos, será genial, y si no las
 vemos sabremos que la materia oscura no es una PIDM, lo que significará
 que sabemos que tiene que tener algunas interacciones adicionales con 
la materia común. Y todo esto tendrá lugar en la próxima década 
aproximadamente, lo que nos deja con muchas ganas de verlo”.
Desde que Jacobus Kapteyn propuso por 
primera vez la existencia de la materia oscura en 1922, los científicos 
han estado buscando pruebas directas de su existencia. Y una a una, las 
partículas candidatas – desde los gravitinos a MACHOS y axiones – se han
 propuesto, evaluado, y puestos en busca y captura. Aunque sólo sea 
esto, es bueno saber que este último candidato puede demostrarse o 
descartarse en el futuro cercano.
Y en caso de demostrarse correcto, 
¡resolveremos uno de los mayores misterios cosmológicos de todos los 
tiempos! Un paso más cerca de comprender realmente el universo y cómo 
interactúan sus misteriosas fuerzas. Teoría del Todo, ¡allá vamos (o 
no)!
Fuente: http://www.cienciakanija.com/2016/04/23/mas-alla-de-las-wimps-explorando-alternativas-a-la-materia-oscura/ 

 
 
 
 
 
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