Artículo publicado el 14 de enero de 2016 en el Instituto Max Planck
Nuevos métodos permiten unas medidas precisas de la gravedad de las estrellas y el tamaño de los exoplanetas.
Cuánto pesamos en un planeta es algo que
depende de su gravedad de superficie. La gravedad es un parámetro
importante también para las estrellas, y cambia drásticamente a lo largo
de la vida de una estrella, proporcionando información sobre su edad y
etapa en la evolución estelar. Dado que las estrellas en el cielo
nocturno aparecen sólo como pequeños puntos de luz, este valor es muy
difícil de medir. Un equipo de científicos del Instituto Max Planck para
Investigación en el Sistema Solar, en Göttingen, la Universidad de
Viena, y Canadá, Francia y Australia, han desarrollado ahora un nuevo
método que puede usarse para determinar la gravedad en la superficie de
estrellas lejanas, de una precisión con un bajo porcentaje de error.
También permite una mejor determinación del tamaño y la habitabilidad de
los exoplanetas.
En los últimos años, los astrónomos han
descubierto miles de planetas alrededor de estrellas lejanas
(exoplanetas), la mayor parte de los mismos usando el método de
tránsito. Este método implica una búsqueda de variaciones en el brillo
de la estrella, que tienen lugar cuando los planetas pasan frente a su
estrella madre, bloqueando parte de la luz estelar. El tamaño del
planeta puede deducirse a partir de la curva de luz – pero siempre sólo
en relación al tamaño de su estrella.
Para calcular si un planeta recién
descubierto es similar a la Tierra, o si es un gigante gaseoso como
Júpiter, por ejemplo, los investigadores deben tener información precisa
sobre las propiedades de la estrella. El tamaño de la estrella y, en
última instancia, del planeta, también pueden deducirse a partir de la
fuerza gravitatoria.
Hasta ahora, las medidas exactas sobre
la gravedad eran posibles sólo para un pequeño número de estrellas
relativamente brillantes. Tal como informan los astrónomos en la
revista Science Advances, el nuevo método les permite determinar
la gravedad de superficie de las estrellas que son mucho más tenues con
una precisión casi constante.
El método usa variaciones mínimas del
brillo en la luz estelar. Aunque el brillo de las estrellas en el cielo
nocturno parece constante a primera vista, está sujeto a variaciones
medibles: oscilaciones acústicas en el interior de una estrella cambian
la cantidad de luz irradiada, como también los movimientos de convección
– burbujas de gas caliente que suben y luego bajan al enfriarse.
Ambos fenómenos se ven influidos
directamente por la gravedad de superficie de la estrella. Pueden, por
tanto, usarse para medir la gravedad, la cual se deduce de la masa y el
radio de la estrella.
El autor principal, Thomas Kallinger de
la Universidad de Viena, explica que no es necesario mirar en el espacio
para observar estos fenómenos. Simplemente mirando lo que sucede en
nuestra cocina podemos verlo: “Si calentamos agua en una olla, sube
desde el fondo hacia la superficie, donde el calor transportado se
transfiere al aire. El líquido se hunde de nuevo, y el ciclo se inicia
de nuevo”.
Esta circulación transporta energía y es
lo que se conoce como convección. También tiene lugar en las capas bajo
la superficie solar, entre otros sitios, y de forma similar en la mayor
parte de las estrellas de nuestra galaxia.
Para poder investigar las oscilaciones
acústicas y los movimientos de convección de una estrella, se determina
su brillo en intervalos cortos a lo largo de un gran periodo de tiempo.
El valor del brillo medido – dibujado en una gráfica como una función
del tiempo – genera la curva de luz.
El método más preciso disponible para
medir la gravedad de una estrella está en el análisis minucioso de las
oscilaciones estelares y, por tanto, de la curva de la luz. Sin embargo,
este método puede usarse sólo para aquellas estrellas cuyas
oscilaciones sobresalen claramente del ruido de fondo. Pero normalmente
este caso sólo se da con estrellas brillantes que son, relativamente,
muy pocas.
Más habitual es el caso en que los
astrónomos tienen que lidiar con estrellas que no tienen el brillo
suficiente para que sus oscilaciones puedan estudiarse en detalle. Sus
curvas de luz son mucho más ruidosas, dado que la proporción de señal a
ruido depende del brillo de la estrella, entre otras cosas. Cuanto más
tenue es la estrella, más débil es la señal que llega al detector, y más
difícil es procesarla. Para curvas de luz con tanto ruido, las
frecuencias individuales no pueden extraerse y no se puede aplicar el
método clásico.
El nuevo método, que los investigadores llaman Autocorrelation Function Timescale Technique o Timescale Technique para
abreviar, ahora permite a los investigadores determinar un valor
preciso para la gravedad de estrellas débiles con curvas de luz con
mucho ruido.
Los astrónomos filtran las curvas de luz
para eliminar las señales de periodo largo – las cuales se originan a
partir del campo magnético de la estrella, por ejemplo, y no se ven
afectadas directamente por la gravedad de superficie. La escala de
tiempo normal es la señal provocada por la convección y los pulsos, que
pueden determinarse a partir de la curva de luz filtrada.
Esto se hace con la ayuda de lo que se
conoce como filtro de paso alto, que tamiza las señales de periodo largo
en los datos. La frecuencia de filtrado debe seleccionarse de tal forma
que la señal que quiere medirse no se vea también filtrada; la
intención es eliminar todas las señales periódicas que no se
correlacionan con la gravedad, es decir, señales que surgen a partir de
la rotación estelar, por ejemplo.
La precisión del método está alrededor
del 4 por ciento. El único método hasta la fecha que puede aplicarse a
estrellas tenues sólo proporciona una precisión de alrededor del 25 por
ciento, por contra.
Los investigadores ven una enorme
cantidad de posibles aplicaciones para su método. El telescopio espacial
Kepler, por ejemplo, actualmente usa el método de tránsito para buscar
exoplanetas, generando cientos de miles de curvas de luz extremadamente
precisas durante el proceso. Futuras misiones, tales como PLATO o TESS, también usarán este método.
En el proceso, se observarán millones de
estrellas, cuyas etapas de evolución y tamaños de planetas podrían
investigarse usando este nuevo método.
“El método nos proporciona valores
precisos para parámetros estelares que necesitamos para determinar la
estructura y edad de la estrellas”, dice el coautor Saskia Hekker del
Instituto Max Planck para Investigación en el Sistema Solar, en
Göttingen. Y también apunta que: “Los resultados para estrellas
individuales también serán muy útiles para darnos una mejor comprensión
de nuestra Vía Láctea”.
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